lunes, 25 de diciembre de 2017

Chatus

chatus
Chatus, mi perro, asesinado con una inyección letal
Yo tenía un perro, se llamaba Chatus (de chato), debido a sus patas cortas. Según el veterinario, era un cruce de pastor belga con algo más. Era muy inteligente, sabía regresar a casa desde muy lejos, salía conmigo a correr en las mañanas, me daba la patita cuando se lo pedía, tenía modales, adoraba a mi gato. Pero tenía un defecto: su largo pelaje atraía muchos parásitos. Y no es que no lo bañara, sino que la zona dónde vivía era en su mayor parte arena y abundaban estos bichos. Alguien no lo soportó más y creyó que la mejor manera de deshacerse de las pulgas y garrapatas era aniquilando al huésped, y así lo hizo. Chatus murió asesinado con una inyección letal (eutanasia) por un sicario (veterinario) contratado por el autor intelectual.

Tuve que enterrar a mi perro en el jardín de mi casa, hice un hueco realmente profundo sin problema, pero se me fueron las fuerzas al cargar su cadáver y rompí en llanto. Fue mi padre quién lo metió al hueco y lo cubrió de arena. Esto ocurrió hace años.

Hace poco mientras cavaba un hueco para enterrar desechos orgánicos como cáscaras de frutas, entre otros, hallé uno de sus huesos, y lo eché de menos. Recordé el tiempo a su lado, y también me di cuenta que murió siendo virgen.

Adiós Chatus,siempre te recordaré.

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